La Inteligencia Artificial (IA) se posiciona como la piedra angular en las denominadas 4 P’s del futuro de la salud: Preventiva, Participativa, Predictiva y Personalizada.
A diferencia de otras industrias, el sector de la salud genera anualmente una cantidad de información que supera a cualquier otro. Cada individuo/paciente puede aportar millones de puntos de datos a lo largo de su vida en diversas interacciones con el sistema de salud, abarcando desde datos clínicos hasta administrativos, como registros médicos, resultados de análisis clínicos, y datos proporcionados por dispositivos wearables, entre otros. Si multiplicamos esto por los más de 8 mil millones de individuos en el mundo, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), nos encontramos ante volúmenes masivos de datos.
Esta información es invaluable tanto para el paciente como para el médico, y hoy día podemos procesarla gracias a los avances tecnológicos y, en particular, a la inteligencia artificial (IA). Esta tecnología ha irrumpido con fuerza en nuestras vidas y se ha convertido en una aliada esencial debido a su capacidad excepcional para estructurar, procesar y analizar datos de manera eficiente.
Aunque la IA está en sus primeras etapas de desarrollo y uso masivo, se proyecta como la clave para que los médicos realicen diagnósticos más tempranos y precisos, tomen decisiones informadas y marquen la diferencia en la efectividad de los tratamientos y la atención médica, de una manera más sostenible para la sociedad.
Otro aporte significativo de esta tecnología es la interoperabilidad inteligente, que implica la capacidad de intercambiar información entre dos sistemas manteniendo el significado y el contexto. Aplicado a la medicina, esto implica la comunicación de diversos datos para apoyar al paciente en sus procesos de salud e incluso generar alarmas inteligentes cuando el paciente no está consciente.
En el sector de la salud, donde se maneja información sumamente sensible, es crucial que la IA intervenga en el proceso garantizando la seguridad digital, la encriptación de los datos, su anonimato y resguardo. Asimismo, se debe evitar la pérdida y manipulación de datos personales sin el debido consentimiento.
La IA nos brinda la posibilidad de establecer un modelo preventivo, anticipar procesos y obtener diagnósticos tempranos. Sin embargo, se destaca la importancia del uso de datos a niveles individuales para tratamientos especializados y, a nivel colectivo, para analizar las prevalencias de ciertas enfermedades según los núcleos poblacionales y los factores medioambientales que afectan el bienestar físico, mental y social.
No hay duda de que la Inteligencia Artificial será un gran aporte al sector salud, desempeñando un papel central en las llamadas 4 P’s del futuro de la salud: Preventiva, Participativa, Predictiva y Personalizada.