Fuente: quadratin.com.mx
Cuando Soledad Venegas Nava era una adolescente, su padre se negó a pagarle los estudios. «Dijo que no tiene sentido gastar dinero en mujeres, y que todos nos casaremos de todos modos», recuerda el hombre que ahora es el gerente general de Studio Mantis Consulting.
Más tarde, cuando pudo pagar, volvió a la escuela. Estudió informática sin su propia computadora. A la edad de 51 años, recibió una maestría y un doctorado en desarrollo regional y tecnológico del Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO). «Hay que eliminar los prejuicios o las ideas que estas mujeres no pueden eliminar. Sí, podemos, incluso si ponemos nuestros esfuerzos, podemos hacerlo», dijo.
Como integrante de la Red de Mujeres Feministas de América Latina y el Caribe, enfatizó que la Agenda 2030 tiene como objetivo fortalecer las capacidades tecnológicas de mujeres y niñas. Sin embargo, reconoció la brecha en su entidad Oaxaca.
“Muy pocas mujeres están comprometidas con el desarrollo tecnológico. Soledad Venegas dijo que existe una especie de centralismo técnico masculino, que hace que el desarrollo de software y la generación de tecnología se sienta atraído por esta visión masculina.
Para ello, decidió montar su propia empresa, enfocándose en el desarrollo de herramientas digitales con perspectiva de género. Serena-T es la última aplicación que ella y otras mujeres han desarrollado para la organización Feminist Parliamentary Dialogue and Equality Alliance.
Esta herramienta tiene como objetivo lograr el autocuidado colectivo y la rehabilitación de las defensoras de derechos humanos. Tiene herramientas para el manejo de las emociones, la nutrición, la relajación y la herboristería. «Las mujeres no deben ser masculinas por pertenecer a este sector. Debemos seguir viendo que los temas de las mujeres deben ser abordados desde la perspectiva de las mujeres, no de los hombres», insistió.
De acuerdo con datos del Foro Económico Mundial, son mujeres sólo 22 por ciento de quienes trabajan en el ámbito de la inteligencia artificial; 12 por ciento de quienes se dedican al aprendizaje automatizado; y apenas 35 por ciento de estudiantes de carreras del campo de las STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas por sus siglas en inglés).
El informe Las Mujeres en la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas en América Latina y el Caribe, elaborado en 2020 por ONU Mujeres, especifica que en América Latina y El Caribe ellas representan 45 por ciento en áreas de investigación. Aunque en el caso de Chile, México y Perú la cifra es menor, ya que son 34 por ciento del total.
El documento dice: «La cuarentena sigue siendo severa porque las investigadoras están subrepresentadas en sus carreras al más alto nivel y son una minoría en muchos campos STEM en casi todos los países de la región».
En México, ya existen entidades que trabajan para eliminar estas brechas y estereotipos de género a nivel de políticas públicas. Por ejemplo, en el gobierno del estado de Jalisco, está el área de inclusión digital dentro de la coordinación de innovación.
“Porque jugamos diferentes roles: trabajo, escuela, familia, niños, la digitalización de la mujer se ha vuelto más complicada. Además, hemos agregado el tema de la violencia doméstica, y entonces podemos entender que la digitalización es un tema enorme para las mujeres. Retos y oportunidades importantes, porque muchas veces no están conectados ”, explica Adriana Aceves Fernández, directora de Inclusión Digital.
La digitalización de las mujeres incluye siete cursos que tienen como filosofía “las tres R”: reprogramación, para quitarles el miedo de adentrarse en la tecnología; resignificación, para darse el valor y la oportunidad de aprender herramientas digitales; y la resiliencia para la aplicación práctica del conocimiento.
Mediactivismo y ciberfeminismo, dos ejes para lograr más igualdad
¿Por qué las asistentes virtuales como Alexa o Siri tienen voz de mujer? Ixchel García, de Luchadoras Mx, cuestiona esta forma de reforzar los estereotipos de género.
“Las personas que en su gran mayoría están creando tecnologías son hombres cisgénero y blancos que replican los machismos”, señala la responsable del área Internet Feminista dentro de la colectiva que tiene como misión la apropiación de las TIC’s (Tecnologías de la Información y Comunicación) por parte de las mujeres, jóvenes y niñas.
En Luchadoras Mx hay dos ejes estratégicos: el mediactivismo como un espacio para retratar los nuevos referentes de ser mujer sin estereotipos; y el ciberfeminismo para la construcción de una Internet libre de violencia contra las mujeres.
Para su integrante Ixchel García es importante reivindicar y dignificar la participación de las mujeres en el desarrollo tecnológico pese a las brechas de género. “Al final estamos hablando desde nuestra propia vivencia y sumando a tener tecnologías más justas”, indica.
El informe Las Mujeres en la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas en América Latina y el Caribe hace hincapié en la interseccionalidad. Las mujeres no son un grupo homogéneo si se toman en cuenta dimensiones como el origen, la edad, la orientación sexual o el origen étnico; de ahí la importancia de visibilizar a las comunidades indígenas.
En Oaxaca, Johana Zurita, activista originaria de Santa María Ozolotepec, da acompañamiento en la interrupción del embarazo a mujeres indígenas zapotecas. Recientemente incorporó a su labor la aplicación Aborto Seguro, diseñada por Hesperian.
“Cuando les dije que bajarán la aplicación en su celular, las que son adolescentes y jóvenes accedieron, y las que son mayores preguntaron cómo hacerlo, pidieron ayuda con la que estaba al lado”, menciona.
La herramienta, una vez descargada, no requiere de internet, y no sólo sirve para que las mujeres tengan información precisa y confiable sobre el aborto, también para que se apropien de la tecnología.
“La tecnología es importante para dar a conocer y recibir información siempre que se tiene la posibilidad de acceder a ella. Lamentablemente en nuestras comunidades tenemos muy limitado el acceso. Quienes la utilizamos somos las estudiantes y quienes trabajamos en alguna institución o con asociaciones civiles. Gran parte de la población desconoce el uso de herramientas tecnológicas”, lamenta.
Pero en este camino, siempre se encuentran aliadas, como es el caso del Grupo de Estudios Sobre la Mujer Rosario Castellanos que dio a conocer la app en más de 20 municipios indígenas mediante la capacitación de 130 lideresas comunitarias. En la tecnología, algunas mujeres son desarrolladoras, otras capacitan, unas más llevan el activismo al plano digital y se abren espacio en este sector donde predominan los hombres.