Esta situación marca dos caminos: por un lado, tener una puerta de entrada a una economía digital consistente en un metaverso, y por otro, construir una agenda pública internacional.
Después de la inesperada (incluso agresiva) adquisición de Twitter, se ha especulado sobre por qué un empresario como Musk estaría interesado en la red social, especialmente cuando su negocio parece dirigirse a otra parte.
En contexto, Twitter no es la red con más suscriptores, ni la más popular, ni la red de más rápido crecimiento. De hecho, plataformas jóvenes como Douyin han experimentado un crecimiento vertiginoso en un periodo de tiempo bastante corto, mientras que la red Weibo solo ha mantenido sus 300 millones de cuentas activas durante unos años, nada despreciables pero muy por debajo de las cifras de Meta, por ejemplo.
Cabe señalar que si bien Twitter no es la red social más grande, sí es una de las más influyentes pues en sus filas podemos ver gobiernos, ONG, personajes públicos, medios de comunicación, periodistas, casas de eventos y una larga lista de personas cuyas organizaciones y las acciones son de interés público.
De hecho, la red se ha convertido en una extensión efectiva de las oficinas de prensa de todas estas entidades, ya que sirve efectivamente para emitir comunicados, establecer posiciones, generar diálogos y compartir documentos. Como resultado, Twitter se ha convertido en una representación digital de los asuntos públicos (y privados) y en la construcción de la agenda de noticias del mundo.
En el sentido de que la pregunta de por qué Musk quiere una red como Twitter se está volviendo cada vez más importante, podemos pensar en dos respuestas principales.
El primero tiene que ver con el apoyo a una economía digital centrada en el metaverso. La promesa de una nueva forma de navegar en internet de una forma más inmersiva parece haber entusiasmado a los usuarios y empresas relacionadas, aunque no necesariamente a los inversionistas, incluso Meta ha sufrido por la falta de confianza en el valor de sus acciones.
Musk, sin embargo, no es un aventurero atrevido. Si bien esta es una compra arriesgada, de hecho podemos esperar un modelo comercial más eficiente basado en algoritmos de distribución de contenido mejorados. En una charla de TED, el empresario sugirió que el algoritmo de Twitter debería publicarse en GitHub. Tal situación traería un halo de transparencia y refrescaría la percepción no tan favorable de Twitter y la libertad de expresión.
Además, si Musk renovara Twitter y le permitiera conectarse con nuevas audiencias, proporcionaría una puerta de entrada perfecta a una economía digital en los próximos años, con algoritmos que se mejorarían públicamente y una poderosa influencia en las criptomonedas y las NFT.
Otra razón tiene que ver con construir una agenda pública que beneficie a Musk y sus intereses. Varios gobiernos y ONG han señalado que la libertad de expresión en las redes sociales es limitada y que no hay suficientes garantías para los usuarios porque las plataformas han tomado más de una vez decisiones unilaterales sobre el contenido.
Esto ha provocado serios debates sobre la regulación en línea, sin embargo, estos debates no han producido mucho. Durante esta discusión, Musk propuso una web abierta que garantice a los usuarios la libertad de expresarse, lo que la haría muy atractiva. Pero no solo eso, como apuntábamos más arriba, Twitter se ha convertido en una especie de repositorio digital de agendas públicas internacionales. Eso le daría al dueño de Tesla la oportunidad de poner sobre la mesa temas de su interés, ya sean políticos o económicos, además de darle el poder de sentarse a negociar con ciertos estados. En otras palabras, la libertad de expresión será un factor de juego y comunicación en la nueva economía digital que se avecina.
Sin duda, lo que ha surgido en torno a las redes sociales y la posibilidad de que los usuarios expresen libremente sus ideas será uno de los activos más valiosos de una empresa digital.
Fuente: forbes.com.mx